La discriminación de la familia a punto de ser ley
Buenos Aires (AICA).- “En la revelación de Jesucristo: la unicidad de Dios no se opone a la distinción de las personas divinas y a la comunión de las mismas. De allí que, la mente humana, iluminada por la fe, descubre un vestigio del Dios uno y trino en el cosmos, no importa las infinitas galaxias que lo compongan, ni cuán diferentes sean las creaturas que lo habiten. La distinción y multiplicidad de los seres, en vez de contraponerlos unos a otros, reafirman la armonía de la creación, hecha simultáneamente de unidad y de diversidad. Ninguna criatura se siente discriminada por no ser como las otras. Al contrario, es feliz de ser lo que es, y se une a ellas”, dijo monseñor Carmelo Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia, en su homilía del domingo, en el día de la Santísima Trinidad, y explicó que “donde la unidad, la diversidad y la comunión de las creaturas visibles alcanzan su máxima expresión es en el varón y en la mujer, que provocan el mutuo éxtasis y la mutua unión”.
El prelado advirtió que “en el curso de pocos años, en la Argentina se ha formado un cuco con la palabra ‘discriminación’. Y se la blande como una espada en defensa de supuestos derechos. Los medios, que actúan muchas veces emotivamente sin capacidad de crítica, fomentan tal cuco. Y la gente se asusta”.
Explicó que la palabra “discriminación” viene del latín “discernere”, que significa: “separar, discernir, distinguir”, y que “en su traslado al español y en su evolución posterior, la palabra, además de los significados antedichos, vino a significar también ‘dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc’ ”.
Luego de esa definición, sostuvo que “se puede discriminar mal a las personas por no atender debidamente a su condición”. Por ejemplo, “un médico, que lo sea en serio, prodiga un trato igual y a la vez diferenciado a la mujer y al varón. Igual, pues reconoce en ellos la común dignidad humana. Trato diferenciado, pues reconoce su diversidad psicológica y somática. A la mujer la trata como mujer, y al varón como varón”.
En ese sentido, se refirió a la “discriminación de la familia”, que “está a punto de ser ley”. Lamentó que hoy, “por reaccionar, quizá con razón, contra un tipo de discriminación, se comete otra no menos grave”, porque “reaccionando contra la discriminación que los gays han sufrido en nuestra sociedad, en vez de defender la dignidad que tienen como seres humanos, y asegurar los derechos que les correspondan, se pretende discriminar a todas las familias formadas desde los orígenes de la humanidad por un varón y una mujer, y arrebatarles el derecho que es propio y exclusivo de ellos de unirse en familia”.
Subrayó que “es llamativo que gente inteligente, en especial de los medios y de la política, e incluso algunos clérigos, sea tan poco reflexiva. Se dejen impresionar por el cuco de la discriminación. Y no adviertan el grave daño que infligirían a la Nación si despojasen a la familia de un derecho que le es propio y exclusivo. ¿Será el despojo de éste derecho a la familia argentina, el homenaje que los legisladores argentinos darán a la Nación en el Bicentenario?”.
En este contexto, mencionó además “el nuevo cuco del ‘determinismo biológico’ ”, que apareció durante la reciente discusión en el Congreso de la Nación. “Se ha escuchado -dijo- a Diputados reaccionar contra ‘el determinismo biológico’, y aplaudir fervorosamente un proyecto de ley que suprima el derecho propio y exclusivo del matrimonio formado por el varón y la mujer. No cabe duda que arengar contra el ‘determinismo biológico’ suena bien, y es capaz de arrancar aplausos. Pero no por ello deja de ser insensato, así los que aplauden sea gente culta. ¿Acaso es una fatalidad ser mujer?. ¿O ser varón?. ¿No es acaso un don maravilloso de la naturaleza para que podamos entrar en profunda comunión, formar familia, y así dar consistencia a la sociedad humana?”.
“¿Por qué no arengar también contra el determinismo matemático?. ¿Sería tan horroroso que dos más dos sean siempre cuatro?. ¿O acaso pronto votaremos contra el determinismo geométrico, por ejemplo en favor de la cuadratura del círculo?. ¿Sería tan horroroso que el círculo fuese siempre un círculo y el cuadrado un cuadrado?”, se preguntó.
Por último, pidió a los legisladores argentinos que “pongan un poco de inteligencia en las discusiones que hacen. En especial cuando tratan de un bien fundamentalísimo como es el matrimonio formado por una mujer y un varón”, porque “el pueblo los votó” y les “financia sus dietas en la esperanza de que lo respetarán y procurarán de veras el bien común”. Y a las entidades laicales, que se expresen sobre este tema: “Me refiero especialmente a las uniones de padres de colegios católicos, a los consejos provinciales de educación católica, a las universidades católicas que no se hubiesen pronunciado todavía”.
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