¿Y qué tal si los que empujan a otros fuera de la iglesia dieran el paso definitivo y se salieran ellos?
Cesáreo Marítimo
El otro día mi mujer, cooperante de Cáritas, me trae un artículo que empieza con esta afirmación: "Una cosa es el movimiento fundado por Jesús durante su vida en Palestina, y otra la religión proclamada por el emperador Teodosio I". Va sin firma y sin referencia a la fuente. Ese artículo lo repartió entre los fieles, uno de los sacerdotes de la parroquia. Por como empieza, se ve bien claro que pretende ser un ataque en toda regla tanto a la Iglesia como a la religión católica. No deja títere con cabeza. Empieza por declarar a Dios Padre-Madre, reniega del sacerdocio, de la liturgia, de la estructura de la iglesia, de la jerarquía eclesiástica empezando por el Papa... de todo. En fin, que según este individuo, el fundador del cristianismo es Teodosio I.
No me ha costado dar con la web de procedencia del artículo. Me he pasado por ella y bueno, he encontrado una gran variedad no ya de matices sino de movimientos que más merecen ser catalogados como auténticas confesiones, que se proclaman seguidoras de Cristo todas ellas, pero cada uno a su manera (¡y qué maneras!). ¡Y es ahí donde se abrevan algunos (lamentablemente muchos) de nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas!
No es mi intención hacer promoción del artículo ni de la web en cuestión, sino que me detendré únicamente en la enorme gravedad del hecho de que tengamos que sufrir en nuestras parroquias a sacerdotes que van frontalmente contra la doctrina de la Iglesia y contra la misma Iglesia. Y no les basta hablar y predicar, que al fin y al cabo la palabra pronunciada vuela, y siempre le cabe a uno el consuelo de pensar que ha oído o que ha interpretado mal; que es imposible que el cura haya dicho eso (barbaridades, a veces, de enorme calibre: auténticas herejías).