miércoles, 12 de enero de 2011

En la OSCE, contra la Intolerancia y la Discriminación Anticristianas - Massimo Introvigne

En la OSCE, contra la Intolerancia y la Discriminación Anticristianas
Massimo Introvigne


ROMA, martes 11 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Mientras me dispongo a asumir esta semana las funciones de Representante de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) “para la lucha contra el racismo, la xenofobia y la discriminación, con una atención particular a la discriminación contra los cristianos y los miembros de otras religiones”, estoy muy agradecido al Papa por haber indicado, en su discurso del 10 de enero al Cuerpo Diplomático, también a las organizaciones internacionales – entre ellas, por tanto, a la OSCE, definida en el reciente informe anual de Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre libertad religiosa como la organización más importante en el mundo después de las Naciones Unidas en el campo de los derechos humanos – una agenda precisa. Dentro de los límites de mis posibilidades y capacidades, y de la necesaria coordinación con los demás órganos y representantes de la OSCE, intentaré hacer mía esta agenda.

El Papa ha indicado cinco riesgos para la libertad religiosa. El primero se refiere a un posible equívoco sobre qué es exactamente la libertad religiosa. Recordando su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2011, el Papa alude a discusiones que existen también dentro de la Iglesia católica sobre la interpretación correcta de la declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae del Concilio Ecuménico Vaticano II, recordada repetidamente también en el discurso del 10 de enero. Ha habido un ejemplo de ello en las reacciones al anuncio del nuevo encuentro de Asís. La libertad religiosa ha sido confundida a menudo con el relativismo, es decir, con la tesis de que no existe una verdad religiosa y de que la elección de una religión o de otra es más o menos indiferente. Sin embargo, como Benedicto XVI ha recordado en la encíclica Caritas in veritate en el n. 55, “la libertad religiosa no significa indiferentismo religioso y no conlleva que todas las religiones sean iguales”.

¿Se trata de una cuestión solamente teórica?. Ciertamente no. En efecto, el temor a que la libertad de religión traiga consigo un relativismo y una minusvaloración del papel de las religiones típicos del Occidente moderno es la primera razón por la que un país con una fuerte identidad religiosa islámica, hindú o budista se resiste a la aplicación de las convenciones internacionales en materia de libertad religiosa. Estos temen que aceptar la libertad religiosa signifique necesariamente ceder al relativismo y al indiferentismo típicos de una cierta cultura occidental moderna. Deben convencerse de que no es así, y que “libertad religiosa” y denuncia de la que el Papa llama “dictadura del relativismo” pueden y deben coexistir, como ilustra precisamente el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2011.

El segundo riesgo es el del intento del islam ultra-fundamentalista de poner fin a la existencia bimilenaria de comunidades cristianas en el Cercano Oriente, recurriendo incluso al terrorismo. En algunos países el intento de una limpieza étnica que elimine definitivamente a los cristianos es ya totalmente evidente. Los gobiernos, es cierto, se distancian de los ultra-fundamentalistas, y sería erróneo confundir el islam ultra-fundamentalista con el islam en general. Pero el tiempo de las palabras que no se traducen en hechos ha terminado. Se necesitan, afirma el Papa, “medidas eficaces para la protección de las minorías religiosas”.

Tampoco se trata sólo de un problema de policía, cuya acción en países como Egipto es con todo muy importante y debe llevar a cabo un salto de calidad si quiere alcanzar resultados no ficticios. Se trata también de las leyes, que en muchos países de mayoría islámica reducen la libertad religiosa solamente a la libertad de culto. Los cristianos – no en todas partes – pueden libremente celebrar sus ritos encerrados en la iglesia, pero no pueden salir de las iglesias y de las sacristías para anunciar el Evangelio. Si después alguien se convierte del islam al cristianismo, es castigado por las leyes contra la apostasía y – allí donde estas leyes han sido abrogadas por presión occidental – por normas contra la blasfemia, que a menudo son leyes contra las conversiones enmascaradas. El Papa recuerda que “la libertad religiosa no se aplica plenamente allí donde solamente se garantiza la libertad de culto, las más de las veces con limitaciones”. De modo muy explícito, afirma también que “entre las normas que lesionan el derecho de las personas a la libertad religiosa, merece una mención especial la ley contra la blasfemia en Pakistán: Animo de nuevo a las autoridades de ese País a realizar los esfuerzos necesarios para abrogarla, tanto más cuanto es evidente que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencias contra las minorías religiosas”.

El tercer riesgo – a menudo poco conocido o minusvalorado – lo constituyen las agresiones contra los cristianos por parte de “fundamentalistas” hindúes o budistas, que identifican la identidad nacional de sus países con una identidad religiosa, defendida de modos incluso violentos contra el cristianismo. Son las que el Papa llama “situaciones preocupantes, a veces violentas, en el Sur y Sureste del continente asiático, en países que tienen por otra parte una tradición de relaciones sociales pacíficas. El peso particular de una determinada religión en una nación jamás debería implicar la discriminación en la vida social de los ciudadanos que pertenecen a otra confesión o, peor aún, que se consienta la violencia contra ellos”.

El cuarto riesgo lo constituye el hecho, aunque muchos quisieran olvidarlo, de que existen aún regímenes comunistas. “En diversos países – afirma el Papa con evidentes alusiones a estos regímenes - en que la Constitución reconoce una cierta libertad religiosa, la vida de las comunidades religiosas se hace, de hecho, difícil y a veces incluso insegura (cf. Conc. Vat. II, Decl. Dignitatis Humanae, 15), ya que el ordenamiento jurídico o social se inspira en sistemas filosóficos y políticos que postulan un estricto control, por no decir un monopolio, del Estado sobre la sociedad”. El pensamiento del Papa, así, “vuelve de nuevo a las comunidades católicas de China continental y a sus Pastores, que viven un momento de dificultad y de prueba”. No se trata del único caso, basta pensar por ejemplo en el drama ampliamente olvidado de los cristianos en Corea del Norte.

El quinto riesgo lo representa la que el Papa, en el discurso a la Curia Romana del 20 de diciembre de 2010, haciendo suya una expresión acuñada por el ilustre jurista hebreo estadounidense de origen sudafricano Joseph Weiler, ha llamado la “cristianofobia” de Occidente. “Dirigiendo nuestra mirada de Oriente a Occidente, nos encontramos frente a otros tipos de amenazas contra el pleno ejercicio de la libertad religiosa. Pienso, en primer lugar, en los países que conceden una gran importancia al pluralismo y la tolerancia, pero donde la religión sufre una marginación creciente. Se tiende a considerar la religión, toda religión, como un factor sin importancia, extraño a la sociedad moderna o incluso desestabilizador, y se busca por diversos medios impedir su influencia en la vida social. Se llega así a exigir que los cristianos ejerzan su profesión sin referencia a sus convicciones religiosas o morales, e incluso en contradicción con ellas, como, por ejemplo, allí donde están en vigor leyes que limitan el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios o de algunos profesionales del derecho”, particularmente en la cuestión del “aborto”.

“Otra manifestación de marginación de la religión y, en particular, del cristianismo – añadía el Papa –, consiste en desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos, por respeto a los que pertenecen a otras religiones o no creen. De esta manera, no sólo se limita el derecho de los creyentes a la expresión pública de su fe, sino que se cortan las raíces culturales que alimentan la identidad profunda y la cohesión social de muchas naciones”. También aquí, el Papa no se limitó a los principios generales, sino que hizo una referencia precisa a la sentencia Lautsi del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, que quisiera prohibir la exposición del crucifijo en las escuelas italianas, alabando a quienes luchan para que se quiten los infaustos e injustos efectos de esa sentencia. “El año pasado – dijo Benedicto XVI – algunos países europeos se unieron al recurso del Gobierno italiano en la famosa causa de la exposición del crucifijo en los lugares públicos. Deseo expresar mi gratitud a las autoridades de esas naciones, así como a todos los que se han empeñado en este sentido”.

La “cristianofobia” se manifiesta también en las amenazas a la libertad de educación y en la aversión administrativa a las escuelas católicas. Tampoco se puede, dijo el Papa, “dejar de mencionar otra amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, allí donde se ha impuesto la participación a cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón”.

Como nuevo Representante de la OSCE, presto oídos particularmente al llamamiento a la actividad de las “Organizaciones Internacionales intergubernamentales”, a las que el Papa pide reafirmar, “en primer lugar, está la convicción de que no se puede crear una especie de escala en la gravedad de la intolerancia contra las religiones. Desgraciadamente, una actitud semejante es frecuente, y los actos discriminatorios contra los cristianos son considerados precisamente como menos graves, menos dignos de atención por parte de los Gobiernos y de la opinión pública. Al mismo tiempo, se debe rechazar también el peligroso contraste que algunos quieren establecer entre el derecho a la libertad religiosa y los demás derechos del hombre, olvidando o negando así el papel central que el respeto de la libertad religiosa tiene en la defensa y protección de la alta dignidad del hombre. Todavía menos justificables son los intentos de oponer al derecho a la libertad religiosa unos derechos pretendidamente nuevos, promovidos activamente por ciertos sectores de la sociedad e incluidos en las legislaciones nacionales o en directivas internacionales, pero que no son, en realidad, más que la expresión de deseos egoístas que no encuentran fundamento en la auténtica naturaleza humana. Por último, es necesario afirmar que no es suficiente una proclamación abstracta de la libertad religiosa: esta norma fundamental de la vida social debe ser aplicada y respetada en todos los niveles y ámbitos; de otra manera, a pesar de justas afirmaciones de principio, se corre el riesgo de cometer profundas injusticias contra los ciudadanos que desean profesar y practicar libremente su fe”.

El hecho de que la OSCE haya instituido la oficina de un Representante para la lucha contra la discriminación de los cristianos, que se coloca junto a las de los dos Representantes para la lucha contra el antisemitismo y contra la islamofobia, representa un éxito de la diplomacia de la Santa Sede y de gobiernos, como el actual gobierno italiano, que la han secundado inteligentemente. Dicho con toda franqueza, el nombramiento de un católico italiano como el que suscribe para este papel de Representante constituye otro éxito de dichas diplomacias. Las dificultades y las oposiciones, naturalmente, no faltarán, y en tiempos de crisis económica los recursos de las organizaciones internacionales están severamente limitados. La agenda indicada por el Papa, sin embargo, es realista y precisa. Debería parecer razonable no sólo a los católicos, sino a todas las personas de buena voluntad. Se trata ahora de realizarla.


[Traducción del italiano por Inma Álvarez]



martes, 11 de enero de 2011

Religión no es problema ni factor de conflicto para sociedad, dice el Papa Benedicto

Religión no es problema ni factor de conflicto para sociedad, dice el Papa Benedicto


VATICANO, 10 Ene. 11 (ACI).- Al referirse a la situación de la libertad religiosa en Occidente, el Papa Benedicto XVI dijo que "la religión no constituye un problema para la sociedad, no es un factor de perturbación o de conflicto".

Así lo indicó el Santo Padre en su tradicional discurso anual al Cuerpo Diplomático esta mañana en el Vaticano, ante quienes resaltó que la Iglesia Católica "no busca privilegios, ni quiere intervenir en cuestiones extrañas a su misión, sino simplemente cumplirla con libertad. Invito a cada uno a reconocer la gran lección de la historia".

"En este sentido, la figura de la Beata Madre Teresa de Calcuta es emblemática: el centenario de su nacimiento se ha celebrado en Tirana, en Skopje, en Pristina, así como en India; le han rendido un vibrante homenaje, no sólo la Iglesia, sino también las autoridades civiles y los jefes religiosos, sin contar personas de todas las confesiones. Ejemplos como el suyo muestran al mundo cuánto puede beneficiar a la sociedad el compromiso que nace de la fe".

El Papa exhortó luego a que "ninguna sociedad humana se prive voluntariamente de la contribución fundamental que constituyen las personas y las comunidades religiosas. Como recuerda el Concilio Vaticano II, la sociedad, asegurando plenamente a todos la justa libertad religiosa, podrá así gozar 'de los bienes de la justicia y de la paz que dimanan de la fidelidad de los hombres a Dios y a su santa voluntad' ".


Religión es esencial en la vida pública

El Papa advirtió luego que diversos países de Occidente conceden una "gran importancia al pluralismo y la tolerancia, pero donde la religión sufre una marginación creciente. Se tiende a considerar la religión, toda religión, como un factor sin importancia, extraño a la sociedad moderna o incluso desestabilizador, y se busca por diversos medios impedir su influencia en la vida social".

"Se llega así a exigir que los cristianos ejerzan su profesión sin referencia a sus convicciones religiosas o morales, e incluso en contradicción con ellas, como, por ejemplo, allí donde están en vigor leyes que limitan el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios o de algunos profesionales del derecho".

Otra manifestación de marginación de la religión y, en particular, del cristianismo, dijo luego el Santo Padre, "consiste en desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos, por respeto a los que pertenecen a otras religiones o no creen. De esta manera, no sólo se limita el derecho de los creyentes a la expresión pública de su fe, sino que se cortan las raíces culturales que alimentan la identidad profunda y la cohesión social de muchas naciones".

"Reconocer la libertad religiosa significa, además, garantizar que las comunidades religiosas puedan trabajar libremente en la sociedad, con iniciativas en el ámbito social, caritativo o educativo. Por otra parte, se puede constatar por todo el mundo la fecunda labor de la Iglesia católica en estos ámbitos".

Es preocupante, continuó el Papa, "que este servicio que las comunidades religiosas ofrecen a toda la sociedad, en particular mediante la educación de las jóvenes generaciones, sea puesto en peligro u obstaculizado por proyectos de ley que amenazan con crear una especie de monopolio estatal en materia escolástica, como se puede constatar por ejemplo en algunos países de América Latina".

"Continuando mi reflexión, no puedo dejar de mencionar otra amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, allí donde se ha impuesto la participación a cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón".

"Todavía menos justificables son los intentos de oponer al derecho a la libertad religiosa unos derechos pretendidamente nuevos, promovidos activamente por ciertos sectores de la sociedad e incluidos en las legislaciones nacionales o en directivas internacionales, pero que no son, en realidad, más que la expresión de deseos egoístas que no encuentran fundamento en la auténtica naturaleza humana".

"Por eso, mientras formulo votos para que este nuevo año sea rico en concordia y en un progreso real, exhorto a todos, responsables políticos, jefes religiosos y personas de toda clase, a emprender con determinación el camino hacia una paz auténtica y estable, que pase por el respeto del derecho a la libertad religiosa en toda su amplitud", concluyó.


Para leer el discurso completo ingrese a:



sábado, 8 de enero de 2011

Canciller alemana reclama protección para cristianos amenazados por fanatismo religioso

Canciller alemana reclama protección para cristianos amenazados por fanatismo religioso


BERLÍN, 07 Ene. 11 (ACI).- La canciller alemana Ángela Merkel repudió el atentado terrorista del 31 de diciembre contra una iglesia copta en Egipto, y reclamó protección para las minorías cristianas en los países donde se encuentran amenazadas por el fanatismo religioso, principalmente islámico.

La libertad religiosa "es un valor esencial, uno de los valores fundamentales de la política exterior alemana", y el Estado alemán busca la protección de la vida e integridad de las minorías religiosas "a nivel mundial", subrayó Merkel en declaraciones al diario Passauer Neuen Presse recogidas por la agencia EFE.

La canciller alemana afirmó que ninguna diferencia cultural puede justificar la violación de los derechos religiosos, especialmente considerando que la mayoría de países del mundo pertenecen a las Naciones Unidas y han firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Merkel también señaló que si "defendemos con convencimiento nuestros valores", se conseguirá el respeto y reconocimiento mundial, a diferencia de hacerlo "de una manera avergonzada".



jueves, 6 de enero de 2011

Pakistán: Asesinan a gobernador de Punjab por oponerse a ley de blasfemia

Pakistán: Asesinan a gobernador de Punjab por oponerse a ley de blasfemia


ROMA, 04 Ene. 11 (ACI).- El gobernador de Punjab (Pakistán), Salman Tasir, que intercedía por la vida de la cristiana Asia Bibi, fue asesinado este martes de nueve tiros por uno de sus guardaespaldas debido a sus críticas a la ley de blasfemia.

El crimen fue perpetrado cuando Tasir bajaba de su automóvil cerca a un mercado en Islamabad. El asesino confesó tras su detención que actuó porque el gobernador estaba a favor de enmendar la ley de blasfemia. El Ministro del Interior, Rehman Malik, informó que se está investigando si hay alguien más detrás de este asesinato.

Tasir era blanco de las críticas de los islamistas por su oposición a la ley de blasfemia y por interceder por la vida de la cristiana Asia Bibi, condenada a muerte bajo esta legislación.

En los últimos meses esta ley –que condena a todo el que ofenda a Mahoma-, ha sido criticada dentro y fuera de Pakistán, incluso por los propios musulmanes, pues se ha convertido en herramienta de abusos y venganzas contra las minorías religiosas.

El caso más emblemático es el de Bibi, pero muchos musulmanes se ven también afectados por la ley. A mediados de diciembre pasado, el médico musulmán Naushad Valyani fue arrestado por arrojar a la basura la tarjeta de un representante de una farmacéutica llamado "Mohamed" (Mahoma), el nombre de mayor uso entre la población islámica.

La Ley de Blasfemia agrupa varias normas contenidas en el Código Penal inspiradas directamente en la Shariah –ley religiosa musulmana– para sancionar cualquier ofensa de palabra u obra contra Alá, Mahoma o el Corán.

La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas adicionales y el castigo supone el juicio inmediato y la posterior condena a prisión o muerte del acusado.

La ley es usada con frecuencia para perseguir a la minoría cristiana, que suele ser explotada laboralmente y discriminada en el acceso a la educación y los puestos de función pública.


El caso de Asia Bibi

En junio de 2009, Asia trabajaba como obrera en Sheikhupura, cerca de Lahore, Pakistán. En una ocasión le pidieron que buscara agua potable para sus compañeras. Algunas de las trabajadoras –todas musulmanas– se negaron a beber el agua por considerarla "impura" debido a que fue provista por una cristiana.

Un día más tarde, Asia fue atacada por una turba y llevada a una comisaría "por su seguridad", donde fue acusada de blasfemia contra Mahoma. Desde su detención denunció ser perseguida en razón de su fe y negó haber proferido insulto alguno contra el Islam.



miércoles, 5 de enero de 2011

Vaticano explica alcances de nueva autoridad financiera creada por el Papa Benedicto XVI

Vaticano explica alcances de nueva autoridad financiera creada por el Papa Benedicto XVI


VATICANO, 03 Ene. 11 (ACI).- En un comunicado la Secretaría de Estado Vaticano explicó los alcances de la nueva Autoridad de Información Financiera (AIF) creada por el Papa Benedicto XVI para prevenir cualquier tipo de actividad económica ilegal.

En el texto dado a conocer también el 30 de diciembre se señala que la Unión Europea y la Ciudad del Vaticano emanaron cuatro nuevas leyes para prevenir actividades financieras ilícitas, entre las cuales se encuentra el lavado de dinero.

El comunicado recuerda que el Motu Propio del Papa Benedicto XVI ordena que estas normas sean de aplicación para los organismos y entidades dependientes de la Santa Sede como "el Instituto para las Obras de Religión (IOR), reafirmando el compromiso del mismo para obrar de acuerdo con los principios y los criterios internacionalmente reconocidos".

Asimismo reitera que la AIF es un "organismo autónomo e independiente con tareas incisivas de prevención y contraste del reciclaje y de la financiación del terrorismo en relación con cualquier sujeto, persona física o jurídica, ente y organismo de cualquier naturaleza del Estado de Ciudad del Vaticano, de los dicasterios de la Curia Romana y de todos los organismos y entes dependientes de la Santa Sede".

El comunicado señala luego que el presidente y miembros del consejo directivo de la AIF son nombrados por el Santo Padre y tienen como "cometido emanar disposiciones complejas y delicadas de desarrollo, indispensables para garantizar que los sujetos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad Vaticano respeten las nuevas e importantes obligaciones de anti-reciclaje y de anti-terrorismo a partir del 1 de abril de 2011, fecha de entrada en vigor de la ley".

"La experiencia indicará las eventuales exigencias de perfeccionamiento e integración del marco jurídico para la prevención y la lucha contra el reciclaje y la financiación del terrorismo a los principios y normas vigentes en la comunidad internacional; estas necesidades podrían preverse debido a la disponibilidad ya expresada por la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano para tratar con los organismos internacionales competentes activos en el frente de la lucha contra el reciclaje y la financiación del terrorismo".

Finalmente el texto señala que "esta nueva normativa se inscribe en el compromiso de la Sede Apostólica por construir una convivencia civil justa y honesta. En ningún momento, por lo tanto, se pueden descuidar o minimizar los grandes 'principios de la ética social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad' ".



Para leer el motu proprio del Papa Benedicto XVI ingrese a:



sábado, 1 de enero de 2011

“La libertad religiosa, camino de la paz”

“La libertad religiosa, camino de la paz”
El mensaje del Papa para la Jornada de la Paz 2011 en 48 frases


1.- Se puede constatar con dolor que en algunas regiones del mundo la profesión y expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. En otras regiones, se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos.

2.- Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe. Muchos sufren cada día ofensas y viven frecuentemente con miedo por su búsqueda de la verdad, su fe en Jesucristo y por su sincero llamamiento a que se reconozca la libertad religiosa.

3.- Todo esto no se puede aceptar, porque constituye una ofensa a Dios y a la dignidad humana; además es una amenaza a la seguridad y a la paz, e impide la realización de un auténtico desarrollo humano integral.

4.- En la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios, a cuya luz se comprende plenamente la identidad, el sentido y el fin de la persona. Negar o limitar de manera arbitraria esa libertad, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana, oscurecer el papel público de la religión; significa generar una sociedad injusta, que no se ajusta a la verdadera naturaleza de la persona humana; significa hacer imposible la afirmación de una paz auténtica y estable para toda la familia humana.

5.- Por tanto, exhorto a los hombres y mujeres de buena voluntad a renovar su compromiso por la construcción de un mundo en el que todos puedan profesar libremente su religión o su fe, y vivir su amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente (cf. Mt 22, 37).

6.- El derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana, cuya naturaleza trascendente no se puede ignorar o descuidar. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 27). Por eso, toda persona es titular del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual. Si no se reconoce su propio ser espiritual, sin la apertura a la trascendencia, la persona humana se repliega sobre sí misma, no logra encontrar respuestas a los interrogantes de su corazón sobre el sentido de la vida, ni conquistar valores y principios éticos duraderos, y tampoco consigue siquiera experimentar una auténtica libertad y desarrollar una sociedad justa.

7.- La libertad religiosa está en el origen de la libertad moral. En efecto, la apertura a la verdad y al bien, la apertura a Dios, enraizada en la naturaleza humana, confiere a cada hombre plena dignidad, y es garantía del respeto pleno y recíproco entre las personas. Por tanto, la libertad religiosa se ha de entender no sólo como ausencia de coacción, sino antes aún como capacidad de ordenar las propias opciones según la verdad.

8.- Una libertad enemiga o indiferente con respecto a Dios termina por negarse a sí misma y no garantiza el pleno respeto del otro. Una voluntad que se cree radicalmente incapaz de buscar la verdad y el bien no tiene razones objetivas y motivos para obrar, sino aquellos que provienen de sus intereses momentáneos y pasajeros; no tiene una “identidad” que custodiar y construir a través de las opciones verdaderamente libres y conscientes.

9.- No puede, pues, reclamar el respeto por parte de otras “voluntades”, que también están desconectadas de su ser más profundo, y que pueden hacer prevalecer otras “razones” o incluso ninguna “razón”.

10.- La ilusión de encontrar en el relativismo moral la clave para una pacífica convivencia, es en realidad el origen de la división y negación de la dignidad de los seres humanos. Se comprende entonces la necesidad de reconocer una doble dimensión en la unidad de la persona humana: la religiosa y la social.

11.- A este respecto, es inconcebible que los creyentes «tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos».

12.- La familia fundada sobre el matrimonio, expresión de la unión íntima y de la complementariedad entre un hombre y una mujer, se inserta en este contexto como la primera escuela de formación y crecimiento social, cultural, moral y espiritual de los hijos, que deberían ver siempre en el padre y la madre el primer testimonio de una vida orientada a la búsqueda de la verdad y al amor de Dios.

13.- La familia, primera célula de la sociedad humana, sigue siendo el ámbito primordial de formación para unas relaciones armoniosas en todos los ámbitos de la convivencia humana, nacional e internacional. Éste es el camino que se ha de recorrer con sabiduría para construir un tejido social sólido y solidario, y preparar a los jóvenes para que, con un espíritu de comprensión y de paz, asuman su propia responsabilidad en la vida, en una sociedad libre.

14.- Cuando se reconoce la libertad religiosa, la dignidad de la persona humana se respeta en su raíz, y se refuerzan el ethos y las instituciones de los pueblos. Y viceversa, cuando se niega la libertad religiosa, cuando se intenta impedir la profesión de la propia religión o fe y vivir conforme a ellas, se ofende la dignidad humana, a la vez que se amenaza la justicia y la paz, que se fundan en el recto orden social construido a la luz de la Suma Verdad y Sumo Bien.

15.- La libertad religiosa significa también, en este sentido, una conquista de progreso político y jurídico. Es un bien esencial: toda persona ha de poder ejercer libremente el derecho a profesar y manifestar, individualmente o comunitariamente, la propia religión o fe, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, las publicaciones, el culto o la observancia de los ritos.

16.- No debería haber obstáculos si quisiera adherirse eventualmente a otra religión, o no profesar ninguna. En este ámbito, el ordenamiento internacional resulta emblemático y es una referencia esencial para los Estados, ya que no consiente ninguna derogación de la libertad religiosa, salvo la legítima exigencia del justo orden público.

17.- La libertad religiosa no es patrimonio exclusivo de los creyentes, sino de toda la familia de los pueblos de la tierra. Es un elemento imprescindible de un Estado de derecho; no se puede negar sin dañar al mismo tiempo los demás derechos y libertades fundamentales, pues es su síntesis y su cumbre. Es un «indicador para verificar el respeto de todos los demás derechos humanos».

18.- La libertad religiosa, como toda libertad, aunque proviene de la esfera personal, se realiza en la relación con los demás. Una libertad sin relación no es una libertad completa. La libertad religiosa no se agota en la simple dimensión individual, sino que se realiza en la propia comunidad y en la sociedad, en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión.

19.- Es innegable la aportación que las comunidades religiosas dan a la sociedad. Son muchas las instituciones caritativas y culturales que dan testimonio del papel constructivo de los creyentes en la vida social. Más importante aún es la contribución ética de la religión en el ámbito político. No se la debería marginar o prohibir, sino considerarla como una aportación válida para la promoción del bien común. En esta perspectiva, hay que mencionar la dimensión religiosa de la cultura, que a lo largo de los siglos se ha forjado gracias a la contribución social y, sobre todo, ética de la religión. Esa dimensión no constituye de ninguna manera una discriminación para los que no participan de la creencia, sino que más bien refuerza la cohesión social, la integración y la solidaridad.

20.- La instrumentalización de la libertad religiosa para enmascarar intereses ocultos, como por ejemplo la subversión del orden constituido, la acumulación de recursos o la retención del poder por parte de un grupo, puede provocar daños enormes a la sociedad. El fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar y mucho menos si se realizan en nombre de la religión. La profesión de una religión no se puede instrumentalizar ni imponer por la fuerza.

21.- ¿Cómo negar la aportación de las grandes religiones del mundo al desarrollo de la civilización? La búsqueda sincera de Dios ha llevado a un mayor respeto de la dignidad del hombre. Las comunidades cristianas, con su patrimonio de valores y principios, han contribuido mucho a que las personas y los pueblos hayan tomado conciencia de su propia identidad y dignidad, así como a la conquista de instituciones democráticas y a la afirmación de los derechos del hombre con sus respectivas obligaciones.

22.- También hoy, en una sociedad cada vez más globalizada, los cristianos están llamados a dar su aportación preciosa al fatigoso y apasionante compromiso por la justicia, al desarrollo humano integral y a la recta ordenación de las realidades humanas, no sólo con un compromiso civil, económico y político responsable, sino también con el testimonio de su propia fe y caridad.

23.- La exclusión de la religión de la vida pública, priva a ésta de un espacio vital que abre a la trascendencia. Sin esta experiencia primaria resulta difícil orientar la sociedad hacia principios éticos universales, así como al establecimiento de ordenamientos nacionales e internacionales en que los derechos y libertades fundamentales puedan ser reconocidos y realizados plenamente, conforme a lo propuesto en los objetivos de la Declaración Universal de los derechos del hombre de 1948, aún hoy por desgracia incumplidos o negados.

24.- La misma determinación con la que se condenan todas las formas de fanatismo y fundamentalismo religioso ha de animar la oposición a todas las formas de hostilidad contra la religión, que limitan el papel público de los creyentes en la vida civil y política.

25.- No se ha de olvidar que el fundamentalismo religioso y el laicismo son formas especulares y extremas de rechazo del legítimo pluralismo y del principio de laicidad. En efecto, ambos absolutizan una visión reductiva y parcial de la persona humana, favoreciendo, en el primer caso, formas de integrismo religioso y, en el segundo, de racionalismo.

26.- La sociedad que quiere imponer o, al contrario, negar la religión con la violencia, es injusta con la persona y con Dios, pero también consigo misma. Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, implicando a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, reclama una correspondencia en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y el propio ser, individual y comunitario.

27.- Las leyes y las instituciones de una sociedad no se pueden configurar ignorando la dimensión religiosa de los ciudadanos, o de manera que prescinda totalmente de ella. A través de la acción democrática de ciudadanos conscientes de su alta vocación, se han de conmensurar con el ser de la persona, para poder secundarlo en su dimensión religiosa. Al no ser ésta una creación del Estado, no puede ser manipulada, sino que más bien debe reconocerla y respetarla.

28.- El ordenamiento jurídico en todos los niveles, nacional e internacional, cuando consiente o tolera el fanatismo religioso o antirreligioso, no cumple con su misión, que consiste en la tutela y promoción de la justicia y el derecho de cada uno. Éstas últimas no pueden quedar al arbitrio del legislador o de la mayoría porque, como ya enseñaba Cicerón, la justicia consiste en algo más que un mero acto productor de la ley y su aplicación.

29.- El patrimonio de principios y valores expresados en una religiosidad auténtica es una riqueza para los pueblos y su ethos. Se dirige directamente a la conciencia y a la razón de los hombres y mujeres, recuerda el imperativo de la conversión moral, motiva el cultivo y la práctica de las virtudes y la cercanía hacia los demás con amor, bajo el signo de la fraternidad, como miembros de la gran familia humana.

30.- La dimensión pública de la religión ha de ser siempre reconocida, respetando la laicidad positiva de las instituciones estatales. Para dicho fin, es fundamental un sano diálogo entre las instituciones civiles y las religiosas para el desarrollo integral de la persona humana y la armonía de la sociedad.

31.- En un mundo globalizado, caracterizado por sociedades cada vez más multiétnicas y multiconfesionales, las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana. Sobre la base de las respectivas convicciones religiosas y de la búsqueda racional del bien común, sus seguidores están llamados a vivir con responsabilidad su propio compromiso en un contexto de libertad religiosa.

32.- El espacio público, que la comunidad internacional pone a disposición de las religiones y su propuesta de “vida buena”, favorece el surgir de un criterio compartido de verdad y de bien, y de un consenso moral, fundamentales para una convivencia justa y pacífica.

33.- Los líderes de las grandes religiones, por su papel, su influencia y su autoridad en las propias comunidades, son los primeros en ser llamados a vivir en el respeto recíproco y en el diálogo.

34.- Los cristianos, por su parte, están llamados por la misma fe en Dios, Padre del Señor Jesucristo, a vivir como hermanos que se encuentran en la Iglesia y colaboran en la edificación de un mundo en el que las personas y los pueblos «no harán daño ni estrago […], porque está lleno el país de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar» (Is 11, 9).

35.- El diálogo entre los seguidores de las diferentes religiones constituye para la Iglesia un instrumento importante para colaborar con todas las comunidades religiosas al bien común. La Iglesia no rechaza nada de lo que en las diversas religiones es verdadero y santo.

36.- La política y la diplomacia deberían contemplar el patrimonio moral y espiritual que ofrecen las grandes religiones del mundo, para reconocer y afirmar aquellas verdades, principios y valores universales que no pueden negarse sin negar la dignidad de la persona humana.

37.- Pero, ¿qué significa, de manera práctica, promover la verdad moral en el mundo de la política y de la diplomacia? Significa actuar de manera responsable sobre la base del conocimiento objetivo e íntegro de los hechos; quiere decir desarticular aquellas ideologías políticas que terminan por suplantar la verdad y la dignidad humana, y promueven falsos valores con el pretexto de la paz, el desarrollo y los derechos humanos; significa favorecer un compromiso constante para fundar la ley positiva sobre los principios de la ley natural.

38.- Todo esto es necesario y coherente con el respeto de la dignidad y el valor de la persona humana, ratificado por los Pueblos de la tierra en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas de 1945, que presenta valores y principios morales universales como referencia para las normas, instituciones y sistemas de convivencia en el ámbito nacional e internacional.

39.- A pesar de las enseñanzas de la historia y el esfuerzo de los Estados, las Organizaciones internacionales a nivel mundial y local, de las Organizaciones no gubernamentales y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que cada día se esfuerzan por tutelar los derechos y libertades fundamentales, se siguen constatando en el mundo persecuciones, discriminaciones, actos de violencia y de intolerancia por motivos religiosos.

40.- Particularmente en Asia y África, las víctimas son principalmente miembros de las minorías religiosas, a los que se les impide profesar libremente o cambiar la propia religión a través de la intimidación y la violación de los derechos, de las libertades fundamentales y de los bienes esenciales, llegando incluso a la privación de la libertad personal o de la misma vida.

41.- Como ya he afirmado, se dan también formas más sofisticadas de hostilidad contra la religión, que en los Países occidentales se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos. Son formas que fomentan a menudo el odio y el prejuicio, y no coinciden con una visión serena y equilibrada del pluralismo y la laicidad de las instituciones, además del riesgo para las nuevas generaciones de perder el contacto con el precioso patrimonio espiritual de sus Países.

42.- La defensa de la religión pasa a través de la defensa de los derechos y de las libertades de las comunidades religiosas. Que los líderes de las grandes religiones del mundo y los responsables de las naciones, renueven el compromiso por la promoción y tutela de la libertad religiosa, en particular, por la defensa de las minorías religiosas, que no constituyen una amenaza contra la identidad de la mayoría, sino que, por el contrario, son una oportunidad para el diálogo y el recíproco enriquecimiento cultural. Su defensa representa la manera ideal para consolidar el espíritu de benevolencia, de apertura y de reciprocidad con el que se tutelan los derechos y libertades fundamentales en todas las áreas y regiones del mundo.

43.- Me dirijo a las comunidades cristianas que sufren persecuciones, discriminaciones, actos de violencia e intolerancia, en particular en Asia, en África, en Oriente Medio y especialmente en Tierra Santa, lugar elegido y bendecido por Dios. A la vez que les renuevo mi afecto paterno y les aseguro mi oración, pido a todos los responsables que actúen prontamente para poner fin a todo atropello contra los cristianos que viven en esas regiones. Que los discípulos de Cristo no se desanimen ante las adversidades actuales, porque el testimonio del Evangelio es y será siempre un signo de contradicción.

44.- Meditemos en nuestro corazón las palabras del Señor Jesús: «Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados […]. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo» (Mt 5, 5-12). Renovemos, pues, «el compromiso de indulgencia y de perdón que hemos adquirido, y que invocamos en el Pater Noster, al poner nosotros mismos la condición y la medida de la misericordia que deseamos obtener: “Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6, 12)».

45.- La violencia no se vence con la violencia. Que nuestro grito de dolor vaya siempre acompañado por la fe, la esperanza y el testimonio del amor de Dios. Expreso también mi deseo de que en Occidente, especialmente en Europa, cesen la hostilidad y los prejuicios contra los cristianos, por el simple hecho de que intentan orientar su vida en coherencia con los valores y principios contenidos en el Evangelio. Que Europa sepa más bien reconciliarse con sus propias raíces cristianas, que son fundamentales para comprender el papel que ha tenido, que tiene y que quiere tener en la historia; de esta manera, sabrá experimentar la justicia, la concordia y la paz, cultivando un sincero diálogo con todos los pueblos.

46.- El mundo tiene necesidad de Dios. Tiene necesidad de valores éticos y espirituales, universales y compartidos, y la religión puede contribuir de manera preciosa a su búsqueda, para la construcción de un orden social justo y pacífico, a nivel nacional e internacional.

47.- La paz es un don de Dios y al mismo tiempo un proyecto que realizar, pero que nunca se cumplirá totalmente. Una sociedad reconciliada con Dios está más cerca de la paz, que no es la simple ausencia de la guerra, ni el mero fruto del predominio militar o económico, ni mucho menos de astucias engañosas o de hábiles manipulaciones. La paz, por el contrario, es el resultado de un proceso de purificación y elevación cultural, moral y espiritual de cada persona y cada pueblo, en el que la dignidad humana es respetada plenamente.

48.- La libertad religiosa es un arma auténtica de la paz, con una misión histórica y profética. En efecto, ella valoriza y hace fructificar las más profundas cualidades y potencialidades de la persona humana, capaces de cambiar y mejorar el mundo. Ella permite alimentar la esperanza en un futuro de justicia y paz, también ante las graves injusticias y miserias materiales y morales. Que todos los hombres y las sociedades, en todos los ámbitos y ángulos de la Tierra, puedan experimentar pronto la libertad religiosa, camino para la paz.








miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los políticos y la Navidad - P. José Antonio Fortea

Los políticos y la Navidad
P. José Antonio Fortea


(España) 28.12.10.- Si este post lo está leyendo alguna madre, le aconsejo que encauce a su hijo hacia la política. Es la mejor industria del país, no importa en que país esté leyendo este blog. Y encima es perfectamente legal. Y no sólo es legal, sino que además tiene los tipos impositivos fiscales más bajos del país. No sólo es legal, sino que además tienen dietas.

Pero no es oro todo lo que reluce, ser político es duro. Tienes que ir a cóctels continuamente, a cenas, a homenajes, a veces incluso tienes que ir a inaugurar algo, pero después hay otro cóctel.

No voy a decir eso de que en la política hay mucha corrupción. Eso es falso. La política es ya de por sí una forma de corrupción. La política es la cuba de fermentación de la honradez de los buenos chicos que son arrojados a ella. Digo que son arrojados porque evidentemente ellos no quieren arrojarse voluntariamente a ese colchón de billetes, poder, prestigio y fama que llena esa cuba. Ellos siempre lo hacen por los demás. Yo no quiero, pero me empujaron.

La única razón por la que aguantamos a los políticos es porque entre ellos y el anarquismo, todos preferimos al típico político barrigón con un puro en la mano. El anarquismo no tiene dietas, no cobra pluses, no paga mensualidades en el club más caro de Madrid, pero muestra una clara tendencia al uso de la dinamita. Y claro arreglar todo a base de dinamita no suele dar buenos resultados. La dinamita es rápida y barata, pero lo que tiene, es que lo llena todo de polvo.


 






miércoles, 22 de diciembre de 2010

Gobierno hace de España un "laboratorio de secularización", advierte experto

Gobierno hace de España un "laboratorio de secularización", advierte experto


MADRID, 21 Dic. 10 (ACI).- El director del Centro Europeo para la Ley y la Justicia (ECLJ), Grégor Puppinck, advirtió sobre la fobia anticristiana que se expande en el continente y señaló que España es ahora "un laboratorio en el que el Gobierno (socialista) está ensayando la secularización".

Puppinck se reunió con Profesionales por la Ética (PPE), el 13 de diciembre, donde abordó el caso de Soile Lautsi, la mujer italiana que en 2002 demandó al Gobierno italiano ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, al considerar que la presencia de cruces en la escuela pública donde estudiaban sus dos hijos violaba sus derechos porque supuestamente se les imponía una determinada presencia religiosa.

Según PPE, el experto indicó que esta demanda, así como la imposición de Educación para la Ciudadanía en España, son ensayos de minorías que quieren secularizar la sociedad "a golpe de sentencia y de leyes". "Son batallas emblemáticas que debemos librar e intentar ganar también en los tribunales, aunque la lucha es de naturaleza espiritual, mucho más profunda", advirtió.

En ese sentido, destacó la posición de 21 estados europeos a favor de la presencia de las cruces en los espacios públicos. Puppinck dijo que la decisión final "influirá en la ley de libertad religiosa que se prepara en España".

Aunque en noviembre de 2009 la corte de Estrasburgo falló a favor de la mujer, el Gobierno italiano apeló la sentencia y ahora la decisión recae sobre los 17 jueces que componen la Gran Cámara del Tribunal de Estrasburgo.

El director del ECLJ defendió la presencia de la religión en la vida pública de los países, pues "la democracia necesita de la religión para mantener vivos los valores seculares sobre los que se basa".

"Los valores cristianos, de los que tanto quiere desprenderse Europa, suponen un pilar fundamental para la democracia, pues una democracia sin valores, no es una democracia legítima", afirmó.

Lamentó que los medios de comunicación refuercen a menudo ciertos prejuicios o burlas contra los cristianos. "Las ofensas también se expanden en el ámbito cultural y político, numerosas obras de teatro y de arte se mofan de los símbolos y prácticas cristianas, incluso hay políticos que se permiten la licencia de bromear con los símbolos cristianos en público", señaló.

Sin embargo, Puppinck advirtió que los valores de Occidente no pueden separarse de su raíz cristiana. Indicó que hacer que un país renuncie a su identidad es violencia y por ello llamó a derrotar esta tendencia con las armas legales, porque "Europa no puede afrontar el porvenir renunciando a sus raíces cristianas".


La intervención de Puppinck sobre la competencia entre civilizaciones puede verse en


Su diálogo sobre el caso de España se encuentra en



sábado, 18 de diciembre de 2010

Sigue magnífico Mons. Gea - P. Jorge Loring

Sigue magnífico Mons. Gea
P. Jorge Loring, S.I.


Si el artículo de ayer fue bueno, el de hoy (13-XII-2010) es magnífico: “¿Por qué no abandonan la Iglesia de una vez?”. Tiene toda la razón.

Es incomprensible que políticos socialistas voten a favor de la ley del aborto y se consideren católicos. ¿Qué organización admite a personas que rechazan su reglamento?. Tiene toda la razón.

Por eso Mons. Gea les dice: “Aceptad la doctrina de la Iglesia o marchaos de ella”.

“Quien no acepta la enseñanza de la Iglesia se sitúa fuera de ella. La enseñanza clara y definitiva de la Iglesia, ¿la admitís o no?. Porque si no la admitís os habéis situado fuera de la Iglesia. ¿Puede considerarse católico quien no admite la enseñanza del Magisterio de la Iglesia?. ¿Por qué no se arrepienten y vuelvan a ella?.

No seríais el primer caso de gente notable que han cambiado de opinión, y de abortistas profesionales que se han convertido en defensores de la vida.

Sí, queridos hermanos, la Iglesia no necesita miembros que no comulgan con ella. Necesita hombres y mujeres capaces de dar la cara por el Señor. Hombres y mujeres que no se vendan al mejor postor”.

Resulta fuerte pero tiene toda la razón cuando dice que se debería excomulgar a los que voten la ley que promueve el aborto. Su colaboración al aborto les hace responsables del crimen que tiene excomunión. Si se excomulga a una mujer responsable de un aborto, con más razón a los responsables de miles de abortos.



viernes, 17 de diciembre de 2010

La libertad religiosa es de todos, no sólo para los creyentes, dice el Papa

La libertad religiosa es de todos, no sólo para los creyentes, dice el Papa
Benedicto XVI enumera los ingredientes de la “laicidad positiva”


CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que ha sido hecho público hoy en rueda de prensa por el cardenal Peter Kowdo Appiah Turkson, contiene los “ingredientes” para una comprensión de la “laicidad positiva”, tan importante para Benedicto XVI.

De hecho, la cuestión de la “laicidad positiva”, o bien, de cuál es la correcta separación e interacción entre los poderes públicos y la religión, ha sido un tema central en los viajes a Estados Unidos, Francia, Inglaterra, etc. También se su discurso a la ONU, el 18 de abril de 2008.

Esta “laicidad positiva” consiste en la recta comprensión del derecho a la libertad religiosa, afirma el Papa, y en el subsiguiente papel del Estado en promover y respetar esa libertad fundamental.

El Papa se basa en su mensaje en dos documentos conciliares, la Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis humanae, y la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas Nostra aetate.

La libertad religiosa, afirma el Papa, esta contenida dentro del mismo derecho a la vida, y es por tanto un derecho fundamental: “toda persona es titular del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual”.

La dignidad trascendente de la persona capaz “de trascender la propia materialidad y buscar la verdad, ha de ser reconocida como un bien universal, indispensable para la construcción de una sociedad orientada a la realización y plenitud del hombre”, afirma el Papa.

Es más, la libertad religiosa “está en el origen de la libertad moral”, y debe entenderse “no sólo como ausencia de coacción, sino antes aún como capacidad de ordenar las propias opciones según la verdad”.

Por esto, entre libertad y respeto “hay un vínculo inseparable”, e igualmente “una libertad enemiga o indiferente con respecto a Dios termina por negarse a sí misma y no garantiza el pleno respeto del otro”.

“La ilusión de encontrar en el relativismo moral la clave para una pacífica convivencia, es en realidad el origen de la división y negación de la dignidad de los seres humanos”, subraya el Papa. “Es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos –su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos”.


Religión y sociedad

El Papa insiste en que cuando se niega la libertad religiosa, “cuando se intenta impedir la profesión de la propia religión o fe y vivir conforme a ellas, se ofende la dignidad humana, a la vez que se amenaza la justicia y la paz, que se fundan en el recto orden social”.

Esta libertad religiosa, que es “una conquista de progreso político y jurídico”, consiste en el libre ejercicio del derecho a profesar y manifestar, individualmente o comunitariamente, la propia religión o fe, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, las publicaciones, el culto o la observancia de los ritos.

Además, subraya el Papa, “no debería haber obstáculos si quisiera adherirse eventualmente a otra religión, o no profesar ninguna”.

“La libertad religiosa no es patrimonio exclusivo de los creyentes, sino de toda la familia de los pueblos de la tierra. Es un elemento imprescindible de un Estado de derecho; no se puede negar sin dañar al mismo tiempo los demás derechos y libertades fundamentales, pues es su síntesis y su cumbre”.

Esta libertad “no se agota en la simple dimensión individual, sino que se realiza en la propia comunidad y en la sociedad, en coherencia con el ser relacional de la persona y la naturaleza pública de la religión”.

La dimensión pública de la religión ha de ser siempre reconocida, respetando la laicidad positiva de las instituciones estatales. Para dicho fin, es fundamental un sano diálogo entre las instituciones civiles y las religiosas para el desarrollo integral de la persona humana y la armonía de la sociedad”.

El Papa advierte también contra “la instrumentalización de la libertad religiosa para enmascarar intereses ocultos, como por ejemplo la subversión del orden constituido, la acumulación de recursos o la retención del poder por parte de un grupo”.

“El fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar y mucho menos si se realizan en nombre de la religión. La profesión de una religión no se puede instrumentalizar ni imponer por la fuerza”, añade.


Ni fundamentalismo ni laicismo

En el punto 8 del mensaje, el Papa explicita en qué consiste, desde esta “laicidad positiva”, el papel del Estado respecto a la libertad religiosa: garantizar “el legítimo pluralismo y el principio de laicidad”, frente al fundamentalismo religioso y el laicismo.

Ambas posturas, afirma el Papa, “absolutizan una visión reductiva y parcial de la persona humana, favoreciendo, en el primer caso, formas de integrismo religioso y, en el segundo, de racionalismo”.

“La sociedad que quiere imponer o, al contrario, negar la religión con la violencia, es injusta con la persona y con Dios, pero también consigo misma”.

“Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, implicando a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, reclama una correspondencia en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y el propio ser, individual y comunitario”.

Por eso, “las leyes y las instituciones de una sociedad no se pueden configurar ignorando la dimensión religiosa de los ciudadanos, o de manera que prescinda totalmente de ella”.

La dimensión religiosa de la persona, “al no ser una creación del Estado, no puede ser manipulada, sino que más bien debe ser reconocida y respetada”.

“El ordenamiento jurídico en todos los niveles, nacional e internacional, cuando consiente o tolera el fanatismo religioso o antirreligioso, no cumple con su misión, que consiste en la tutela y promoción de la justicia y el derecho de cada uno”, subraya el Papa.

No reconocer esta dimensión, en resumen, “expone a la sociedad al riesgo de totalitarismos políticos e ideológicos, que enfatizan el poder público, mientras se menoscaba y coarta la libertad de conciencia, de pensamiento y de religión, como si fueran rivales”.


Diálogo interreligioso

Precisamente por reconocer este papel público de la religión, los creyentes “están llamados a vivir con responsabilidad su propio compromiso en un contexto de libertad religiosa”.

“En las diversas culturas religiosas, a la vez que se debe rechazar todo aquello que va contra la dignidad del hombre y la mujer, se ha de tener en cuenta lo que resulta positivo para la convivencia civil”.

Por su parte, el Papa recuerda la doctrina conciliar de que la Iglesia “no rechaza nada de lo que en las diversas religiones es verdadero y santo”.

“Con eso no se quiere señalar el camino del relativismo o del sincretismo religioso”, pues la Iglesia “tiene la obligación de anunciar sin cesar a Cristo”, en quien “los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa”.

“Esto no excluye el diálogo y la búsqueda común de la verdad en los diferentes ámbitos vitales, pues, como afirma a menudo santo Tomás, «toda verdad, independientemente de quien la diga, viene del Espíritu Santo»”.



[Por Inma Álvarez]



martes, 14 de diciembre de 2010

Bien por Mons. Gea - P. Jorge Loring

Bien por Mons. Gea
P. Jorge Loring, S.I.



Mons. José Gea, antiguo obispo de Mondoñedo-Ferrol, y hoy, ya jubilado, misionero en Perú, ha publicado en RELIGIÓN EN LIBERTAD (11-XII-2010) un excelente artículo refutando unas ideas del ministro socialista Ramón Jáuregui.

Dijo el ministro que las leyes las hacen los hombres, no Dios. Y contesta el obispo que la Iglesia no hace leyes opinables, sino que enseña lo que Dios a mandado.

La Iglesia no se mete en política cuando habla del aborto, eutanasia, sexo, etc., sino que busca el bien común siguiendo el mandato de su fundador Jesucristo.

Pero los anticatólicos la quieren callada para imponer ellos sus ideas sin oposición.

Un político socialista, si es católico, debe obedecer a Dios que manda no condenar a muerte a una persona humana inocente.

Todos los responsables de la ley que permite el aborto voluntario son colaboradores de un “asesinato abominable”, como le llama el Concilio Vaticano II.

Ningún católico puede apoyar esa ley, porque dice la Biblia que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5, 29).



viernes, 3 de diciembre de 2010

Persecución religiosa en la España actual‏ - Pedro L. Llera Vázquez

Persecución religiosa en la España actual‏
Pedro L. Llera Vázquez


El autor se cuestiona: ¿Prohibirán las procesiones de Semana Santa?, ¿Denunciarán el Concordato con la Santa Sede?, ¿Prohibirán los Colegios Católicos?, ¿Volverán a quemar templos?, ¿Y a fusilar católicos?... [Creemos que cualquier parecido con nuestra Argentina, no es pura casualidad]. Pero vayamos ahora al artículo en cuestión.


En el artículo anterior repasaba el panorama de las persecuciones a la Iglesia en el ámbito internacional: China, Corea del Norte, los países islámicos, los de mayoría budista, etcétera. Quisiera ahora reflexionar brevemente sobre la situación de la Iglesia en España. Resulta obvio que aquí, al menos por ahora, no se asesina a sacerdotes ni se queman iglesias. Eso forma parte de nuestra memoria. En los años treinta, España sufrió una de las mayores persecuciones religiosas de la historia. No es el caso en la actualidad.

Hoy por hoy, y desde la aprobación de la vigente constitución de 1978, España se constituye como un Estado aconfesional; es decir, que el Estado español no se identifica con ninguna religión, aunque se especifica que, por ser la católica la religión mayoritaria, se debe mantener una especial relación de colaboración con la Iglesia Católica. El Estado no es católico, pero sí lo somos la mayoría de los españoles y esa realidad debe ser respetada por las Instituciones de la Nación.

No obstante, en los últimos tiempos, el Gobierno socialista se ha empeñado en poner en marcha una auténtica cruzada contra la Iglesia. De la laicidad positiva, que considera que la religión es un hecho bueno y enriquecedor para la sociedad que se debe favorecer y apoyar, pasamos al laicismo agresivo que busca eliminar cualquier referencia religiosa de la vida pública.

Las medidas legislativas que se han ido aprobando en los últimos años en este sentido laicista son de todos conocidas:

1. Asignaturas adoctrinadoras, como Educación para la Ciudadanía, que pintan generalmente a la Iglesia como el malo de la película y plantean, de manera obligatoria y para todos (con exámenes y notas), contenidos abiertamente contrarios a la moral católica, sin tener en cuenta que las decisiones en este ámbito corresponden a los padres.

2. Leyes abiertamente contrarias a la familia, como la que legaliza el mal llamado matrimonio homosexual o la del “Divorcio Express”, que facilita el repudio sin tener que justificar motivo alguno para la ruptura.

3. Una ley del aborto que convierte el crimen abominable de la matanza de niños inocentes a la categoría de derecho de la mujer y que pretende igualmente pervertir a nuestros hijos en la promiscuidad y en la irresponsabilidad en el ámbito de la sexualidad, desde planteamientos hedonistas hasta la náusea.

4. La llamada Ley de la Memoria Histórica, que desde unos presupuestos maniqueos (en donde los católicos somos los malos, claro está), demagógicos y populistas, pretende llevar a cabo un revisionismo histórico sectario y mentiroso sobre lo sucedido en la Guerra Civil Española.

Pero el laicismo agresivo contra la Iglesia no se manifiesta sólo en las leyes. Va mucho más allá. Los ataques reiterados y ofensivos hacia los sentimientos religiosos de los católicos españoles desde los medios de comunicación afines al gobierno (intelectuales orgánicos y medios al servicio del poder) se repiten una y otra vez: exposiciones blasfemas; marchas del “Orgullo Gay” que aprovechan para ridiculizar a curas, monjas y obispos; programas de radio y televisión que no pierden ocasión de burlarse de la Iglesia; películas que presentan a los cristianos como bárbaros asesinos; otras que sirven de propaganda anticlerical o a favor de la eutanasia, etc. Y añadamos a todo lo anterior el intento permanente de eliminar crucifijos y símbolos religiosos del ámbito público con el pretexto de que “ofenden” a los no creyentes.

El cierre de la Basílica del Valle de los Caídos al culto constituye el último ataque a la libertad de este gobierno tan “tolerante” con todos menos con los católicos. Y lo hacen coincidir con la visita del Papa a España. El sectarismo de un Ejecutivo que gobierna contra más de la mitad de los Españoles no tiene parangón, al menos en Europa. Medidas legislativas y educativas contra los católicos, burlas, ridiculizaciones, blasfemias, demagogia, populismo de la peor calaña y mentiras descaradas contra la Iglesia y los católicos. Veamos algunas de estas mentiras:

1.- Los curas son todos unos pederastas o gente de moral dudosa. Es cierto que resultan escandalosos y reprobables los casos de pederastia entre clérigos y religiosos que se han destapado en los últimos años. Pero de ahí a extender la sospecha sobre la totalidad de los sacerdotes media un abismo. La mayoría de curas y religiosos son personas de una moralidad ejemplar y entregados en cuerpo y alma a su ministerio.

2.- La Iglesia es homófoba. Falso. La Iglesia respeta la dignidad de todo ser humano, independientemente de su tendencia sexual. Se condenan como pecado las prácticas homosexuales, pero no se cuestiona la dignidad de los homosexuales: se condena el pecado, pero no al pecador. Y, desde luego, nos parece una barbaridad que se persiga o se discrimine a los homosexuales o que, como ocurre en otras “culturas”, se les cuelgue en la plaza pública.

3.- La Iglesia es rica. El Vaticano está lleno de oro y de obras de arte. Otra mentira muy extendida. El Vaticano y sus obras de arte son patrimonio de todos los católicos (presentes, pasados y futuros): no del Papa. ¿Sería mejor vender la Capilla Sixtina?. ¿Quién iba a comprarla?. ¿Cuánto valor tiene?. La Iglesia es la Institución que más recursos destina a ayudar a los más necesitados del mundo. Caritas no es una organización al margen del Papa o de los obispos: es la Iglesia misma que, en España, hoy por hoy, está ayudando a más de 800.000 familias sin recursos. Esto, por no hablar de la labor de los misioneros en los países más pobres. Algunos piensan que la Iglesia de la Madre Teresa de Calcuta es otra distinta a la del Papa y eso sólo demuestra su ignorancia total de lo que es la Iglesia. Si no hubiera Papa ni obispos, tampoco existirían las Hermanitas de la Caridad. En la Iglesia hay distintos ministerios, distintas funciones y distintos carismas, pero la Iglesia es una. Y es el Santo Padre el que garantiza la unidad de todo el cuerpo eclesial del que formamos parte con igual dignidad todos los bautizados: cada uno en nuestro puesto y con nuestras características diferenciales y nuestras responsabilidades.

4.- El gobierno financia a la Iglesia y paga a los curas y obispos. Otra mentira más. La Iglesia se financia con la crucecita que los católicos ponemos en nuestra declaración de la renta y con los donativos que los fieles aportamos libremente para el sostenimiento de la Iglesia.

5.- Para la Iglesia, todo lo que tiene que ver con el sexo es pecado. Esta es otra mentira con mucho gancho. El sexo forma parte de la naturaleza del ser humano y, como cualquier realidad creada por Dios, es algo bueno y positivo. Pero para los católicos, las relaciones sexuales deben ir vinculadas a otros valores como el amor, la fidelidad o la familia. Lo que para nosotros resulta inadmisible es que se banalicen las relaciones sexuales y que se fomente la promiscuidad y el hedonismo zafio y ramplón entre nuestros niños y jóvenes, como una forma de alienación y de búsqueda irresponsable del placer a toda costa. O que se favorezca una imagen del hombre y de la mujer como pura mercancía sexual; o que se promueva la pederastia o las prácticas sexuales más aberrantes como si valiera todo, con tal de conseguir placer.

Con todas estas mentiras, con todas estas leyes beligerantemente anticatólicas, con este panorama que acabamos de presentar, ¿cómo va a acabar esto?. Primero se ríen de nosotros, luego legislan contra nosotros, nos ridiculizan, blasfeman, injurian; nos acusan de fascistas y de retrógrados. ¿Cuál es el siguiente paso?. ¿Prohibir las festividades católicas?. Los belenes ya están prohibidos en algunos colegios y las cruces ahora resultan “ofensivas” en las escuelas y hay que quitarlas. ¿Prohibirán las procesiones de Semana Santa?. ¿Denunciarán el Concordato con la Santa Sede?. ¿Prohibirán los Colegios Católicos?. ¿Les quitarán los conciertos?. ¿Cuánto tardarán en pasar de reírse de nosotros a la agresión violenta?. ¿Cuánto tardarán en surgir grupos de “radicales incontrolados” que traduzcan ese odio en violencia?. ¿Volverán a quemar templos?. ¿Y a fusilar católicos?. Ya veremos, pero no vamos por buen camino. Primero se siembra el odio hacia los católicos, luego se va a por ellos. ¿Estaría el Santo Padre tan equivocado cuando, en su reciente visita a España, se refirió al laicismo agresivo que se vive hoy en España?.


 




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