martes, 23 de noviembre de 2010

Los católicos en la Política, entre resistencias, espera y reanudación - Clarence Green

Los católicos en la Política, entre resistencias, espera y reanudación
Los valores no negociables no son una opción confesional, son una opción por el bien común
Clarence Green (L'Ottimista)


Activada la fase de la “resistencia”, casi agotada la fase de “espera”, para los católicos empeñados en política está por abrirse la era de la “reanudación”. Siguiendo la huella de la publicación el Católico en Política: manual para reanudarlo (Cantagalli, 2010), del Arzobispo de Trieste, Mons. Giampaolo Crepaldi, la Universidad Europea de Roma, el pasado 16 de noviembre, luego de la inauguración del año académico 2010/11, realizó el debate “el católico en política” promovido por la Fundación L’ottimista.

La relación del Arzobispo de Trieste se presentó junto con la intervención de cuatro parlamentarios de diversas extracciones y experiencias políticas, pero todos unidos por una profunda fe católica, con participación cotidiana a la Santa Misa, valga decir. El director editorial del Ottimista, Antonio Gaspari, moderador de la mesa redonda, recordó que la gran limitante de los católicos en política era y está representada por la “ausencia de un proyecto cultural y de una debilidad en la respuesta al proceso de secularización”. La nueva misión es vencer la irrelevancia del pensamiento católico en el ámbito político y cultural, del que cada hombre de institución debe hacerse cargo. Un desafío dramático y, al mismo tiempo, cautivante, cuyo punto de partida es la reevaluación, tanto deseada por el teólogo, recientemente beatificado, John Henry Newman. Como explicó la honorable Paola Binetti, la consciencia representa nuestra capacidad de “discernir frente a tantos mensajes, ‘veloces’, frecuentemente inquietantes y contradictorios”. Nos encontramos entonces frente a un empalme, a una ocasión histórica que los políticos católicos tienen para volver a tomar seriamente en la mano el timón de la sociedad y mejorarla. El camino justo es fácilmente individuable en la Doctrina Social de la Iglesia que ejemplifica bien los valores no negociables, respecto a los cuales el político católico no puede contravenir absolutamente en nombre de ningún tipo de consenso electoral.

Distinta es la Doctrina económica de la Iglesia pero nada independiente de los valores del todo no negociables. A este propósito el honorable Alessandro Pagano citó la negatividad más evidente de los últimos decenios: disminución demográfica, consumismo desenfrenado, crecimiento del PIL con fin en sí mismo, endeudamiento. “Por años el crecimiento de la población se vio como un obstáculo al desarrollo – observó Pagano -. El resultado fue el envejecimiento de la población con un consecuente aumento del gasto social y pensional, como consecuencia la presión fiscal. Contrario a esto se puede constatar que son los países con mayor crecimiento demográfico (India, Turquía, Brasil, etc.) los que avanzan económicamente”, no es un caso.

La opción de cambio propuesta por la Doctrina Social de la Iglesia implica a veces hacer opciones radicales como por ejemplo el abandono del propio partido o de la propia formación: esto fue lo que le sucedió a la misma Binetti, que el invierno pasado dejó el partido Democrático y se unió al UDC, o al honorable Francesco Saverio Romano que hace dos meses abandonó el UDC para pasar al grupo mixto y apoyar “por una cuestión de responsabilidad” el gobierno Berlusconi. “Un retorno a la unidad de los católicos podría ser una opción no arriesgada – afirmó Romano -. Lo que yo auspicio es sobre todo un partido donde los católicos sean prevalentes. Es pues necesario un cambio cultural a fin que los poderes hasta hoy ‘no controlables’ por la voluntad popular, como el judicial, financiero o mediático, puedan ser redimensionados”.

Un punto firme es representado por la confesionalidad de los valores católicos aplicados a la política, no por fruto de una opción de fe sino por beneficios para la sociedad civil. Lo recordó el senador Stefano De Lillo según el cual “debemos empeñarnos y ‘ensuciarnos las manos’ porque la historia nos da la razón. Pienso en la cuestión demográfica, también en el daño efectivo de un instrumento abortivo como la píldora RU486”.

A la conclusión de la conferencia Mons. Crepaldi recordó que la Iglesia plantea problemas de carácter ético, sin embargo es tarea de la política proveer las soluciones. El núcleo base es constituido obviamente por los valores no negociables: “Un país que no sostiene la vida, ¿qué país es?. Si consideramos ‘progreso’, asesinar un ser humano por medio del aborto o de la eutanasia, si la cultura de la muerte prevalece sobre la cultura de la vida no vamos lejos…”, declaró. Entonces sobre este desafío es que se articulará el reanudar la política de los católicos. No es pensable, todavía, un renacimiento de ellos si no se procede a una “acumulación cultural que derrote las aporías y las contradicciones de estos últimos decenios. Los políticos católicos podrán hacerlo solamente si saben ser fieles al Papa y a su magisterio”, concluyó Mons. Crepaldi.






lunes, 22 de noviembre de 2010

En la vida de todos debe reinar Cristo, afirma Obispo argentino

En la vida de todos debe reinar Cristo, afirma Obispo argentino



PUERTO IGUAZÚ, 22 Nov. 10 (ACI).- "Como seguidores de Jesucristo debemos procurar que Él reine en toda nuestra vida y que toda nuestra historia esté orientada hacia Él", afirmó ayer el Obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, en su homilía por la solemnidad de Cristo Rey.

"Desde su cruz Cristo atrae a sí a todos los hombres y tiene sus brazos abiertos de par en par para recibir a todo el que se arrepienta y crea que Él es el Salvador" dijo Mons. Martorell, a la vez que señaló que "a Dios no le importa el pasado de pecado del hombre, pero sí le importa su futuro y su futuro eterno y pleno".

"Todos los hombres salvados por Él constituimos su Reino, su Iglesia", afirmó el Obispo, "de la que Cristo es su Cabeza, su Esposo y su Pastor".

Durante su homilía, Mons. Martorell también recordó que Jesús nos enseña la oración del Padre Nuestro "para pedirle al Padre que venga a nosotros su reino de amor, de solidaridad, de servicio, de justicia y de paz".



lunes, 15 de noviembre de 2010

El siempre difícil encuentro religión, política y cultura

El siempre difícil encuentro religión, política y cultura


Buenos Aires, 15 Nov. 10 (AICA).- Los encuentros y desencuentros entre religión, política y cultura fue el tema del panel realizado el 10 de noviembre por el área de Fe y Cultura de la arquidiócesis de Buenos Aires y del que participaron monseñor Alfredo Zecca, la diputada Patricia Ruiz Moreno de Ceballos, y el doctor Gabriel Limodio.

Presentados por el responsable de la Comisión Arquidiocesana de Cultura, presbítero Nicolás Sundblad, el encuentro se realizó en la sede de la Pastoral Universitaria de Buenos Aires ante un nutrido grupo de personas, en su mayoría jóvenes universitarios.

Monseñor Zecca expresó que la cuestión clave para comprender nuestro tiempo es la Verdad, porque ésta no surge por fruto del consenso, sino que se accede a ella por la fe y la razón.

Así, se refirió al problema del relativismo, tal como lo expresó en reiteradas oportunidades el papa Benedicto XVI. Explicó que el relativismo hoy se presenta en varias dimensiones: cultural, gnoseológico, metafísico, moral y teológico-religioso. Y llamó a vivir una adecuada relación entre verdad, libertad, bien y amor.

En tanto, el doctor Limodio, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA), presentó las diferencias entre legítima laicidad y laicismo, sobre todo a partir de las enseñanzas del Santo Padre.

Enfatizó que este tema es central en el magisterio del actual Pontífice y remarcó que así como la idea de laicidad es una contribución de la Iglesia a la sociedad, la Iglesia tiene el derecho de intervenir en los debates públicos cuando se trata de los denominados "valores no negociables" o "núcleos indisponibles".

Luego, la diputada Ruiz Moreno de Ceballos se refirió a los encuentros y desencuentros en el campo de la vida y la familia. Allí señaló la necesidad de que quienes están convencidos del valor de la vida humana se presenten al debate político con tres actitudes fundamentales: la serenidad, la libertad y la búsqueda del consenso. En este sentido, no es un consenso que crea la verdad, sino un consenso en torno a la verdad.

Enfatizó que al debate sobre aborto hay que incorporar el punto sobre el comienzo de la persona y que la legalización del aborto supone un quiebre social muy serio. Asimismo, destacó la necesidad de recuperar la esencia del ser mujer, que es la maternidad, como capacidad de dar acogida y contención a otra persona. Y llamó a vivir ese ser mujer en complementariedad con el varón.




sábado, 13 de noviembre de 2010

Alerta sobre caníbales sociales que erosionan la comunidad nacional

Alerta sobre caníbales sociales que erosionan la comunidad nacional


Buenos Aires, 11 Nov. 10 (AICA).- El presidente del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC), presbítero Alberto Bustamante, alertó sobre los “talibanes del derecho a hacer lo que se me antoja”, que se convierten en “caníbales de la vida social” e imponen su derecho “absolutizado, comiéndose los derechos de los demás”, y aseguró que “con esta mentalidad, lo sabemos bien, es imposible sostener el Estado de derecho, la república y el sistema democrático. Es imposible ser pueblo”.

“Estamos asistiendo cotidianamente, a través de distintas manifestaciones en nuestra querida Argentina a expresiones sociales que tienen este fundamento de ‘fundamentalismo individualista’, que erosiona la comunidad nacional y lo que es peor se lo pretende ‘vender’ como compromiso social”, cuestionó en su editorial mensual.

El sacerdote consideró que “confundir a hostiles y, muchas veces, prepotentes y organizados individualistas, que imponen totalitariamente al resto de la comunidad ‘los antojos de sus rebeldías’, con ‘comprometidos sociales’, es un despropósito que atenta contra el pueblo humilde que peregrina en su trabajo diario”.

“Un pueblo humilde expuesto a la sinrazón de los que cortan calles, toman escuelas, Ministerios, hacen justicia por mano propia. A la sinrazón de la confrontación, no ya del clásico dialéctico obrero- patrón, sino de una versión corregida y aumentada ‘made in Argentina’: el clásico obrero contra obrero, piloto de avión contra piloto de avión, empleado del subte contra empleado del subte; que convierte a la comunidad en un rehén sometido al individualismo totalitario de grupos que luchan por sus propios intereses disfrazados de comprometidos sociales e inquietos políticos”, graficó.

El presbítero Bustamante recordó que “hace tiempo advertía con claridad un importante político argentino: ‘Asistimos, en nuestro tiempo, a un desolador proceso: la disolución progresiva de los lazos espirituales entre los hombres. Este catastrófico fenómeno debe su propulsión a la ideología egotista e individualista, según la cual toda realización es posible sólo como desarrollo interno de una personalidad clausurada y enfrentada con otras en la lucha por el poder y el placer”.

“Quienes así piensan sólo han logrado aislar al hombre del hombre, a la familia de la Nación, a la Nación del mundo. Han puesto a unos contra otros en la competencia ambiciosa y la guerra absurda -lamentó-. Todo este proceso se funda en una falacia: la de creer que es posible la realización individual fuera del ámbito de la realización común”.

Por último, el presidente del CONSUDEC sostuvo que “urge recuperar el concepto de persona si queremos salvar la comunidad, la vida del pueblo; ya que la persona hace referencia necesariamente a la comunidad humana, al bien común”.



viernes, 12 de noviembre de 2010

Experto argentino rechaza legalizar fecundación artificial

Experto argentino rechaza legalizar fecundación artificial


BUENOS AIRES, 11 Nov. 10 (ACI).- El director del Servicio a la Vida del Movimiento Fundar, Nicolás Lafferriere, se opuso a la legalización de la fecundación in vitro porque vulnera la dignidad humana al prescindir del acto sexual para la creación del embrión y porque durante el procedimiento varios embriones –que ya son personas–, son eliminados.

En un comunicado, Lafferriere hizo esta advertencia ante el debate en la Cámara de Diputados de la Nación de varios proyectos de ley para legalizar la procreación artificial.

"El Magisterio de la Iglesia Católica es claro en señalar que el legislador no puede autorizar estas técnicas pues la transmisión de la vida humana no puede quedar reducida a meros procedimientos técnicos que no resultan proporcionados con la dignidad de cada vida humana" y porque durante el proceso de selección el derecho a la vida de muchos de estos es vulnerado, expresó.

Recordó que la fecundación in vitro disocia procreación y sexualidad, "de modo que la transmisión de la vida humana ya no se realiza en su ámbito propio, que es la unión conyugal, sino en el campo de un acto técnico, sometido a mecanismos de control y manipulación".

En este acto técnico, indicó, se vulnera el principio bioético de la dignidad humana debido al "alto número de embriones concebidos que mueren", la crioconservación de embriones, la eliminación de unos con fines científicos y de otros que son considerados "no aptos luego de la realización de un diagnóstico preimplantatorio".

Asimismo, advirtió sobre la cosificación del ser humano, debido a la lógica "productiva" en la transmisión de la vida; así como la mentalidad eugenésica en la selección de los embriones.

Lafferriere también recordó que la Constitución Nacional, los tratados internacionales y el Código Civil reconocen el comienzo de la vida desde la concepción, por lo que "cualquier legislación en el tema debe reconocer este punto de partida y adoptar las medidas para proteger al concebido, su dignidad y derechos fundamentales".

"Las nuevas posibilidades abiertas por las biotecnologías aplicadas a la vida humana necesitan encontrar un cauce seguro que garantice que su aplicación no se vuelva en contra de la misma persona. Sólo respetando la inviolabilidad de cada vida humana, la dignidad de la persona y la originalidad de la transmisión de la vida humana será posible que la biotecnología contribuya al bien de la persona, la familia y la sociedad", señaló.

La doctrina católica se opone a la fecundación in vitro por dos razones primordiales: primero, porque se trata de un procedimiento contrario al orden natural de la sexualidad que atenta contra la dignidad de los esposos y del matrimonio; segundo, porque la técnica supone la eliminación de seres humanos en estado embrionario tanto fuera como dentro del vientre materno, implicando varios abortos en cada proceso.


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No deje de ver el siguiente video de Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, sobre la "Técnica de Fecundación In Vitro":

 






jueves, 11 de noviembre de 2010

El Papa cree que España debe responder al desafío del laicismo

El Papa cree que España debe responder al desafío del laicismo
Juan Vicente Boo


Benedicto XVI se muestra preocupado por la necesidad de reconducir en nuestro país el enfrentamiento entre fe y laicidad


Durante su vuelo hacia Santiago de Compostela, Benedicto XVI manifestó a los periodistas su amor por nuestro país pero al mismo tiempo su preocupación por la reapertura del enfrentamiento entre fe y laicidad, que es necesario reconducir a un encuentro entre ambas. El Papa reveló que cuando decidió crear el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, pensaba «en todos los grandes países de Occidente pero sobre todo en España”, donde también se ha vuelto necesario responder a los desafíos del laicismo y explicar la fe con un lenguaje contemporáneo.

Su tono no era agresivo sino conciliador, como se habla o aconseja a una persona que se quiere. Por eso le preocupa que el país que tanto contribuyo a la renovación del catolicismo con figuras como Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila o Juan de la Cruz fuese también escenario de un poderoso brote de “laicismo, secularismo y anticlericalismo, sobre todo en los años 30 del siglo pasado”. Y, sobre todo, que esa disputa antigua “entre fe y modernidad ocurre también hoy de manera muy vivaz”. Por eso advirtió que “para el futuro es necesario que no haya un enfrentamiento sino un encuentro entre fe y laicidad”.

Comentando el gran valor simbólico del templo de la Sagrada Familia de Barcelona, el Santo Padre invitó a redescubrir “el valor de la familia como célula fundamental de la sociedad, que es el gran tema de hoy”. E insistió en que “es el tema fundamental, pues Dios mismo se hizo hijo en una familia” y nos enseña a ser familia. Un mensaje útil en todos los lugares pero de modo especial en España.

Hablando como peregrino, el Papa recordó que el Camino de Santiago contribuyó a “formar la unidad espiritual del continente europeo, y es un fenómeno que hoy renace”, como demuestran las colas para entrar en la catedral por la Puerta Santa.


País predilecto

Benedicto XVI volaba rumbo a un país predilecto, pues a esta segunda visita después del viaje a Valencia en el 2006 seguirá una nueva cita en Madrid el próximo mes de agosto para la Jornada Mundial de la Juventud que convertirá a España en el país más visitado por el Papa alemán. A preguntas de los periodistas, el Santo Padre reconoció que esta primacía es, efectivamente, “un signo de amor” por nuestro país.

El profesor que ha dedicado buena parte de su vida a restablecer la armonía entre fe y razón, explicó que “hay también una armonía entre fe y arte”, como enseña la vida de Antoni Gaudí y su gran templo de la Sagrada Familia, al que llamó repetidamente “una catedral” por sus dimensiones y por su continuidad arquitectónica con las grandes catedrales europeas del segundo milenio.





martes, 9 de noviembre de 2010

El cristianismo sabe distinguir poder espiritual y poder político

El cristianismo sabe distinguir poder espiritual y poder político


La Plata (Buenos Aires), 3 Nov. 10 (AICA).- El obispo auxiliar de La Plata y responsable de la Comisión Episcopal de Seguimiento Legislativo, Antonio Marino, entrelazó la religión, la moral y la ciencia, al disertar sobre “Iglesia y sociedad en tiempos de laicismo y relativismo”, en el marco del III Congreso de Constructores del Bien Común, que organizó recientemente la Fundación Latina.

El prelado advirtió sobre “un relativismo moral que se vale de una explicación constructivista, que se ve reflejada, a modo de ejemplo, en programas y textos redactados por el Ministerio de Educación de la Nación, en los conocidos ‘Cuadernos de Educación Sexual Integral’”.


Todo es relativo menos el dogma relativista

Lamentó que hoy sea “imposible hablar de verdades y derechos absolutos” y que “ni siquiera es absoluto el derecho a la vida del niño por nacer, del cual se negará su condición de persona”.

“Pero este relativismo ético es, a su vez, un absoluto -aseguró-. Todo es relativo menos el dogma relativista, al cual se lo considera como el fundamento de la tolerancia, del diálogo, de la libertad de expresión, valores todos estos que posibilitan la democracia. De este modo, el principio relativista aparece como el fundamento filosófico y la condición de existencia de la democracia”.

Monseñor Marino llamó a estar precavidos para “no caer en un relativismo absoluto, porque hay cosas que son moralmente malas y lo son intrínsecamente, y nunca se convertirán en buenas por ninguna circunstancia o finalidad intentada, como por ejemplo matar a un inocente en el seno de su madre; o imponer al niño y al joven una enseñanza que contradice los principios morales de sus padres, negando así el derecho inalienable a la patria potestad; o bien, llamar matrimonio a una realidad que no lo es”.


Laicidad y laicismo

El prelado alertó que “si tomáramos en serio la propuesta de erradicar los símbolos religiosos de las instituciones civiles y de los espacios públicos, esto nos llevaría muy lejos. La aplicación coherente y sistemática de este principio impulsado por una minoría, parece creer que en la organización de la sociedad se puede ignorar su pasado y su identidad histórica y cultural”.

“Esto equivaldría a pretender fundar nuevamente la patria sobre fundamentos diversos de los ya puestos. Sería preciso cambiar el preámbulo de la Constitución Nacional donde invocamos a Dios como ‘fuente de toda razón y justicia’. Habría también que eliminar el artículo 2 de la misma, conforme al cual la Iglesia Católica es considerada como una institución de derecho público”, indicó.

Asimismo, consideró que “deberíamos notar que según la misma línea argumentativa, que ve en los símbolos religiosos una amenaza para la democracia y la libertad, deberíamos entonces cambiar los nombres de innumerables ciudades, provincias y calles que llevan la marca de lo cristiano y católico. Por no hablar de los resabios del lenguaje bíblico que han quedado impresos en las lenguas romances y en la lengua castellana en que nos expresamos, y que sería largo ilustrar”.

“Subyace en esta postura el temor de una indebida injerencia de la autoridad eclesiástica en las instituciones civiles de la República. La tensión no es de ahora. Pero una mirada serena y objetiva sobre la historia de la cultura occidental, nos llevaría a descubrir que es precisamente el cristianismo la fuerza espiritual que ha llevado a distinguir, sin oponer, el ámbito del poder espiritual y el ámbito del poder político. ‘Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’. Rectamente entendida la laicidad del Estado se origina con la fe cristiana. Otra cosa distinta es el laicismo, que intenta marginar a Dios de la vida pública”.



lunes, 1 de noviembre de 2010

Regresa el debate sobre la relación entre fe y política - P. John Flynn

Regresa el debate sobre la relación entre fe y política
P. John Flynn, L. C.,


Ante la inminencia de las elecciones en los Estados Unidos


ROMA, domingo, 31 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Con las elecciones norteamericanas cada vez más cerca, vuelven a estallar el debate sobre las relaciones Iglesia-Estado y las creencias religiosas de los candidatos.

Los expertos han especulado sobre el modo en que la afiliación religiosa afectará a los votantes, especialmente con asuntos tan controvertidos como la reforma sanitaria y los cambios de las leyes de inmigración todavía frescos.

A principios de este mes los siete obispos católicos del Estado de Nueva York publicaban una declaración para ayudar a la gente a valorar a qué candidatos convenía votar. Los católicos, afirmaban, deben juzgar los temas políticos a través de la lente de la fe y no guiarse sólo por el propio interés o la lealtad a un partido.

Los obispos mencionaban algunos temas, desde los relacionados con la vida a la guerra y a la paz y la educación. Es raro, admitían, encontrar un candidato que esté de acuerdo con la Iglesia en todas las materias, pero no todas tienen el mismo peso.

Tras recomendar el documento del 2008 "Formar las Conciencias de los Ciudadanos Creyentes", publicado por los obispos de Estados Unidos, los prelados de Nueva York indicaban: "El derecho inalienable a vivir de toda persona humana inocente pesa más que otras preocupaciones en las que los católicos pueden usar su juicio prudente, tales como afrontar mejor las necesidades de los pobres o aumentar el acceso para todos a la sanidad".

Animaban a los católicos a tomarse tiempo para estudiar las posiciones de los candidatos y concluían con una lista de preguntas que la gente debería hacerse antes de decidir a quién votar.

La cuestión del impacto de la fe en la política ha sido un tema al que ha hecho alusión en varias ocasiones recientes Benedicto XVI. En un mensaje el 12 de octubre al cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa afirmaba que es necesario que la política y la sociedad se guíen por la consideración del bien común.

Los valores cristianos son útiles no sólo para determina aquello que abarca este bien común, hacen una aportación indispensable, añadía.


Una nueva generación de políticos

En el mensaje enviado con motivo de la Semana Católica Social Italiana, Benedicto XVI pedía una nueva generación de católicos que se presentara y se mostrara activa en política. Esta participación debería basarse en una sólida formación intelectual y moral que permitiera la formación de principios éticos basados en verdades fundamentales, de manera que las decisiones no se basaran en el egoísmo, la avaricia o la ambición personal.

En un momento en que los políticos suelen caer en el desprecio o en el ridículo, el Pontífice indicaba que: "el comportamiento socio político, con los recursos y actitudes espirituales que exige, sigue siendo una alta vocación, a la que la Iglesia invita a responder con humildad y determinación".

En cuanto al papel de la Iglesia, el Papa afirmaba que: "la Iglesia católica tiene un legado de valores que no son cosas del pasado, sino que constituyen una realidad muy viva y actual, capaz de ofrecer una pauta creativa para el futuro de una nación".

Este mensaje lo escribía el Papa tras su importante discurso sobre las relaciones Iglesia Estado durante su reciente visita a Escocia e Inglaterra. Dirigiéndose a los políticos y líderes en el Westminster Hall de Londres, el Papa mantenía que la religión no es un problema que tengan que resolver los legisladores, sino que tiene una aportación vital que hacer a la política.

El Santo Padre señalaba lo inadecuado de basar el futuro de una nación en consideración a corto plazo de mera naturaleza política y animaba a sus oyentes a considerar la importancia de la dimensión ética de hacer política.

Esta dimensión ética no tiene que depender de una fe particular, sino que puede basarse en la formulación de la razón de los principios morales objetivos. No es como si la religión impusiera sus creencias, sino que ayuda a guiar la razón hacia el descubrimiento de los principios éticos. Por tanto, observaba el Papa, la religión necesita la asistencia de la razón para guardarse de formas distorsionadas de religión, como el sectarismo y el fundamentalismo.

La religión tiene un papel legítimo en la vida pública, indicaba el Pontífice, y no debería ser marginada.

"Este es el porqué sugeriría que el mundo de la razón y el mundo de la fe - el mundo de la racionalidad secular y el mundo de la creencia religiosa - necesita uno del otro y no deben temer entrar en un profundo y constante diálogo, para el bien de nuestra civilización", concluía.

Sólo unos días después, Benedicto XVI había expresado puntos de vista similares al nuevo embajador alemán. En su discurso del 13 de septiembre, el Papa observaba que, si se abandona la fe en un Dios personal, la diferencia entre el bien y el mal se oscurece. Esto conduce a que las acciones se dirijan por consideraciones de interés personal y poder político.


Fundamentos de la relación fe cristiana y política

Los cristianos convencidos dan testimonio a la sociedad de que es legítimo un orden de valores. En este sentido, el cristianismo tiene un papel fundamental, "al poner los fundamentos y formar las estructuras de nuestra cultura", explicaba el Papa.

Lamentaba la creciente tendencia a eliminar los conceptos cristianos de matrimonio y de familia de la conciencia de la sociedad. El Papa señalaba que la Iglesia no puede dar su aprobación a iniciativas legislativas que aprueben modelos alternativos a la vida matrimonial y familiar.

Haciendo referencia al campo de la biotecnología y la medicina, afirmaba que lo que se necesita es una cultura de la persona fundada en la ley natural que proteja y defienda contra las violaciones de la dignidad humana.

Este sólido fundamento proporciona una defensa contra la tendencia al relativismo, un peligro contra el que el Papa ha advertido en numerosas ocasiones. Volvía a hablar sobre esto en un discurso el 8 de septiembre a los miembros de la Mesa de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

Es imprescindible, declaraba, defender la validez universal del derecho a la libertad religiosa. Si los valores, derechos y deberes no tienen un fundamento objetivo racional, no pueden ofrecer una guía a las instituciones internacionales.

La fe cristiana es una fuerza positiva en la búsqueda de una fundamentación para estos derechos en la dignidad natural de la persona, ayudando a la razón a buscar una base para esta dignidad, comentaba el Papa.


La contribución de la religión

En estas últimas declaraciones sobre el papel de la religión en la política el Papa ha hecho referencia a su encíclica de 2009 "Caritas in veritate". En aquel documento rechazaba que la afirmación de que la Iglesia interfiere en la política: "Tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación" (número 9).

Refiriéndose al desarrollo de las naciones, Benedicto XVI denigraba la promoción de la indiferencia religiosa o el ateísmo como algo que obstaculiza nuestro verdadero desarrollo, porque hace imposible que los países se beneficien de vitales recursos espirituales y humanos. Los países desarrollados económicamente exportan en ocasiones su visión reductiva de la persona humana a los países pobres, señalaba.

Si la sociedad prescinde de la aportación de la religión, puede caer en el error de prestar demasiada atención a las preguntas sobre "cómo", y no el suficiente a las muchas cuestiones del "por qué" que subyacen a la actividad humana, advertía el Papa. "Cuando predomina la absolutización de la técnica se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos" (número 71).

Para evitar esto es necesario que el cristianismo tenga un lugar en la vida pública y que se unan razón y fe, purificándose una a la otra, explicaba el Papa (número 56). Si no tiene lugar este diálogo la humanidad pagará un enorme precio. Algo digno de recordar la próxima vez que alguien diga que la religión debe quedarse fuera de la política.



[Traducción de Justo Amado]



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